Sintiendo que el mareo le nubla bastante la vista, el hombre hace un tremendo esfuerzo y escribe. No conoce las palabras que salen de su pluma, ni nunca antes las ha encontrado en sus numerosos estudios; pero esta vez, actua como si le fueran familiares y raramente levanta la pluma del cuaderno. A veces, junto a las palabras, coloca pequeños diseños y en otros casos, los dibujos son realmente enormes y ocupan casi toda una página...
¿Cómo supo el desconocido del fuerte dolor, que siente a veces en el pecho, cuando ni siquiera a su asistente se lo ha confiado?.... Es curioso - se dijo a si mismo - se lo preguntaré la próxima vez que lo vea...
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-¿Le sucede algo, Señor Doctor?.
- Estoy bien, Adela. Gracias.
- ¡Qué bueno!, porque cuando regresé del mercado, me pareció escuchar ruidos extraños, que venian de su habitación...
3
Fatigado y hambriento, el hombre escribe la última palabra de la historia y cierra el cuaderno; pero no firma con su nombre, porque prometió al desconocido nunca revelar el secreto. Si alguna vez, alguien le menciona el manuscrito, responderá que llegó a sus manos a través de un exótico familiar ya fallecido...